DISOLVIENDO QUIEBRES ESCURRIDIZOS

Uno de los axiomas básicos fundacionales del Coaching Ontológico es ampliar el observador. Que la persona pueda percibir más posibilidades, ampliar su espectro de acción respecto de la situación que trae a trabajar y que después en su vida cotidiana pueda desplegar estas nuevas acciones y actitudes disponibles. Esto, suponiendo que el coachee sabe claramente cuál es el quiebre que quiere trabajar. Tanto en el ámbito personal como en la organización nos encontramos con coachees donde el desafío que se proponen no es igual al quiebre que desean disolver. ...

Artículo publicado en la revista Mexicana Global Coaching Magazine

Este artículo fue publicado en la revista Mexicana Global Coaching Magazine

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Uno de los axiomas básicos fundacionales del Coaching Ontológico es ampliar el observador. Que la persona pueda percibir más posibilidades, ampliar su espectro de acción respecto de la situación que trae a trabajar y que después en su vida cotidiana pueda desplegar estas nuevas acciones y actitudes disponibles. Esto, suponiendo que el coachee sabe claramente cuál es el quiebre que quiere trabajar. Tanto en el ámbito personal como en la organización nos encontramos con coachees donde el desafío que se proponen no es igual al quiebre que desean disolver. O tienen un malestar pero no pueden declarar cuál es el quiebre. O creen que el quiebre es uno, y al transcurrir las sesiones se dan cuenta que es otro. Coachees que no pueden poner en palabras su quiebre. Coaches que creemos que el quiebre está en un lugar y como si éste jugara a las escondidas con nosotros, está en otro. También coachees que relatan su historia sin aparentes fisuras, donde asumen el rol protagónico a favor de ellos; pero algo no nos cierra y no sabemos qué es. Algunos creen que disolvieron el quiebre porque se dicen comprometidos al cambio y llevarlo a su vida cotidiana…aunque por alguna cuestión luego no lo pueden sostener en el día a día. Cuando sumamos horas de vuelo nos damos cuenta que el quiebre es escurridizo, que no emerge siempre claramente, que juega un juego de máscaras como capas de cebolla.
Provocar un awareness más claro y sólido, un nuevo anclaje emocional, sostener nuevas acciones en la cotidianeidad requiere imprimir una huella más profunda y más integrada. La Ontología del Movimiento ®, metodología fundante de una nueva mirada aplicable al Coaching Ontológico, funciona como llave maestra dándole a la corporalidad una dimensión que brinda información auténtica, efectiva y profunda. Abordamos la sesión desde un nuevo lugar donde el lenguaje verbal comparte protagonismo traccionado por el lenguaje no verbal.El cuerpo ya no es sólo caldeamiento en talleres grupales sino el disparador del cambio donde motoriza el cambio de observador y el lenguaje verbal permite rescatar, conceptualizar, concretizar, extrapolar a la vida cotidiana este cambio profundo.
Al referirnos a corporalidad hablamos de movimiento, ergo de acción. Ya no como tarea que se desarrollará allá y entonces posterior a la sesión, sino en el acá y ahora. Fenomenología pura, que bebe de las fuentes de Maurice Merleau Ponty. Trabajamos con lo que emerge, lo que aparece. Y lo que sale desde el cuerpo es información pura, un darse cuenta claro. Se amplía y despliega el observador en sesión.
Investigando descubrí que Francisco Varela sostiene la idea de mente encarnada. Una psiquis que desparrama información en el cuerpo. Grata sorpresa tuve al saber que Varela argumenta mencionando a Daniel Stern, uno de los troncos conceptuales de Danza Movimiento Terapia. Stern considera que “La experiencia es cognitiva y también corporal”. Así vemos de manera más transparente que el cuerpo puede y debe tener lugar en sesión, para mucho más que hacer caldeamientos o leer la CNV, démosle empowerment. Dejemos que pueda disolver quiebres.

Ahora podrás, estimado Coach, prguntarte cómo es que el cuerpo puede disolver un quiebre que está relatado verbalmente y supuestamente alojado en la cabeza. Piensa que si un coachee tuviera que elegir que su quiebre estuviera en una parte de su cuerpo, de seguro no le daría lo mismo cualquiera, ni todos los coachees dirían la misma parte. Hay quiebres que provocan una piña en el estómago, otros ponen cara de pocker. Algunos quiebres pesan, otros hacen sentir colgado, unos no dejan hablar, otros hacen escupir palabras. Así entramos en la lengua materna del quiebre: la metáfora. Este “como si” suele brotar como pasto luego de la lluvia. Incluso en coachees que provienen de ciencias duras. No es lo mismo alguien que siente que está a punto de explotar como un volcán, que el que siente que su quiebre es como un lavarropa enloquecido de velocidad, al que sólo quiere ocultarse como un avestruz. Todas estas son imágenes, símbolos. Usando la Semiosis -ciencia que estudia la vida de los signos en el seno de la vida social- entre otros recursos que podremos:
1 Hacer una escucha productiva del discurso corporal
2 Tener vías de acceso a este “corpus” o lenguaje corporal para disolver quiebres 3 Decodificar signos corporales
4 Sistematizar ejes de acción que permiten: ORDENAR, MAPEAR, CONCEPTUALIZAR Y HACER INTERVENCIONES EFICACES

Sin embargo trabajar con metáforas corporales y con dinámicas y disciplinas corporales requiere ciertas condiciones para que esta metodología funcione:

Porqué estos aspectos?
1 Porque hace falta crear empatía no verbal para comprender el paradigma del Coachee. Ser testigo en el más literal de los sentidos: acompañar los hechos en sesión que transita. Espejarlos cuando haga falta. Testimoniar para él su viaje cuando nuestro coachee esté concentrado por demás en su propio acontecer, por ej: Notaste estos nuevos movimientos que hiciste?.
2 No entrometerme cuando está concentrado en su propio movimiento simbólico. No es necesario tampoco en este metodología acariciar, ni hacer toques propios de otras disciplinas corporales, ni consolar como se hace cuando hay amistad de por medio. Este método sí necesita una impronta cálida, en la aceptación de la experiencia emocional del coachee y su acompañamiento, en impulsar antes que presionar; pero no en el consuelo propiamente dicho.
3 No contaminar con interpretaciones, interrupciones experienciales o acotaciones. Por ej: -Imagina que la esfera donde estás es dorada”. Dejemos que él elija el color.
4 Arrancar una dinámica con lo que trae, lo que sucede; no con lo que nos gustaría que suceda a ambos. Y si éste fuera el caso (en algunas circunstancias muy puntuales sucede) desandar ese camino: Qué debe suceder antes para llegar a este futuro deseado. No por mera declaración será realidad.
5 Cuando damos lugar a dinámicas vivenciales debemos haber creado antes un piso de confianza donde el coachee se dé cuenta que no lo expondremos, ni lo haremos sentir ridículo. Parece obvio? No lo es. Algunos se largan a proponer dinámicas sin haberse capacitados y ni siquiera alcanzan a darse cuenta como se siente su coachee, éste simplemente no vuelve y queda lastimado producto de una actitud iatrogénica. Debe nuestro cliente percibir que estamos atentos a su ritmo para experienciar y decantar, saberse cuidado, contenido a la vez que impulsado a sortear su desafío. Este metodología requiere prestar atención a en qué momento del proceso proponemos una dinámica vivencial, sabiendo que la mayoría de las veces no necesitamos hacerla en la primera sesión ni en tener sesiones de una única vez.
7 Para qué observador poco controlador de sí mismo? Porque cuanto más “flojita” esté la consciencia más información aparece en beneficio del propio coachee. Esto requiere crear un clima, una atmósfera adecuada a estos trabajos. Incluso cuando son hechos en su oficina y sin música. En los perfiles de coachees que dicen empezando una dinámica “para qué hago esto? Sabremos que esa pregunta requiere que vayamos más lento aún, porque lo que hay atrás es miedo.

En el Abordaje Corporal Integrador usamos:

Elementos transicionales: Si el coachee siente que explota de rabia podemos proponer usar papel crepe para simbolizar esta emoción. Si siente que la relación de pareja que tiene es como si fuera con una pluma proponemos moverse utilizando una. Si considera que va enfrentándose con todo como punta de lanza podemos moverse con una varilla fuerte. Si siente que lleva demasiado peso probamos cargar y ver cuánto se resiste. Cada uno de estos elementos que menciono son objetos que simbolizan el quiebre y también pueden representar su disolución. Se convierten en una simbolización del mundo interior del coachee.
Cada uno de estos elementos que menciono más arriba tienen diferentes cualidades: el papel, el tronco, un libro que pese, una varilla, una tela. Y así con globo, telas, cintas, elásticos. Cada uno tiene el poder de representar de manera poderosa un quiebre; y también claro su disolución. Esta metodología habilita a que emerja el quiebre que está por detrás, el que articula. El que no se podía declarar.
Aplicamos también dinámicas corporales, usamos canales transmodales para elaborar quiebres también, a veces usamos música, a veces no. Combinamos estos recursos sabiendo que tenemos una hipótesis de trabajo basada en la agenda del coachee, con una metodología que nos sostiene y tiene en cuenta siempre que estamos ante una persona específica, que no podemos aplicar recetas prearmadas aplicables a todos por igual ni tampoco técnicas de manera azarosa porque nos parecen divertidas. Mietras tanto hay mucho para empezar a indagar. Buen viaje Coach!

Lic. Andrea Gregoris Kamenszein-Argentina
Master Coach Ontológico Profesional ( AACOP-FICOP)
Danza Movimiento Terapeuta

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