ONTOLOGIA DEL MOVIMIENTO© Y METÁFORAS EN COACHING
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Este es un material producido para AACOP
El título hace que generemos preguntas que orientan nuestros postulados:
¿Por qué y para qué la necesidad de incluir metáforas en sesión?
¿Qué relación tienen con lo corporal?
Lo que nos lleva a distinguir de qué cuerpo hablamos en nuestra disciplina. Ciertamente que no es la corporalidad del gimnasio, ni la del médico, ni la sólo física. Los cuerpos presentes, el del coach y el del coachee, están atravesados por emociones, creencias, imágenes kinestésicas, visuales y auditivas; están más, o menos presentes. Están quietos o no. Esto nos lleva a hablar de movimiento y de acción. Si en Coaching Ontológico buscamos un cambio de observador y que el coachee pueda llevar a la acción sus descubrimientos, ¿para qué dejar el movimiento a un lado, relegado a la tardea, al allá y entonces cuando lo podemos traer al “ acá y ahora”? La sesión es por antonomasia ese laboratorio, la hoja borrador; el lugar protegido donde el coachee puede probar, contando con la presencia y aportes del coach, cómo desplegar el nuevo observador que emerge.
La acción en sesión y el cuerpo como factor de cambio se tornan apalancadores de esa transformación deseada. Esta práctica lleva entonces implícita una noción de cuerpo como motor de cambio; contiene la teoría y práctica de la Ontología del Movimiento. Al trabajar de esta manera estamos usando un abordaje que incluye la corporalidad, las emociones, las sensaciones físicas y toda la fantasmática que las vivencias aportan.
Por fantasmática nos referiremos a todos los deseos, imaginaciones, pulsiones, creencias, y proyecciones que la persona vive.
Ontología del Movimiento sostiene que el cuerpo es el motor del cambio para que el coachee logre los resultados que se propone. Hacemos un giro en la tríada ya conocida para arrancar en “cuerpo-emoción-lenguaje”: el cuerpo como el disparador de las emociones. Ésta es una concepción corporal, dinámica, enactiva (según Francisco Varela investigador junto a Humberto Maturana) y lingüística del Coaching desde la importancia que en toda conversación tiene el lenguaje no verbal. El lenguaje verbal sigue teniendo un rol fundamental en el proceso de transformación, ocupando diferentes funciones y roles en el proceso de cambio de observador.
El quiebre deja de ser una declaración que puede ser “chica”, un tema que podría parecer menor al coachee, no ser congruente la emoción con lo narrado para articularse y llegar a manifestarse en su realidad y correcta dimensión. Trabajar con el cuerpo desenmascara la situación. Revela “otro cuento”. Así hablamos de un cuerpo con sentidos, con emociones impregnadas, creencias que dejan huella corporal y simbolismos que denotan el observador que el coachee está siendo del mundo. Al escuchar a un coachee relatar sus vivencias, emociones, quiebres, deseos veremos que su discurso probablemente esté fertilizado de metáforas que describen su propio acontecer. Lic. Andrea Gregoris Kamenszein MCP, DMT 3
Entonces sabemos que el cuerpo tiene un sentido y un poder diferente; lo que lleva a introducir el tema del cuerpo como vía y puente para disolver quiebres, no sólo para caldeamientos. El cuerpo es motor de cambio. Un cuerpo que tiene sentidos. Y que estos sentidos se despliegan con riqueza en el movimiento. Así es como vamos llegando a unir cuerpo, metáfora y movimiento. En tanto somos como nos movemos y nos movemos como somos, nuestro cuerpo es un reservorio de información y apalancamiento de un observador que puede tener más opciones disponibles que las que cuando comienza en proceso de Coaching.
cuerpo
emoción
lenguaje
Apalancarse en el cuerpo sirve también para trabajar quiebres que no pueden ser verbalizados o donde el cliente siente malestar pero sin saber cuál es (“ me siento incómodo, quiero cambiar algo pero no sé qué es”) . El cuerpo estará, de manera directa o indirecta, presente. Lic. Andrea Gregoris Kamenszein MCP, DMT 4
Pura mirada fenomenológica y constructivista: en el coachee emerge lo que le hace sentido, lo fenomenológico; y también se va construyendo ese sentido y nuevo observador. La sesión sirve como un laboratorio para que el coachee despliegue su nuevo observador. Este enfoque se basa en la idea “como es adentro es afuera”. Lo que sucede en la sesión es una réplica de cómo es el afuera. Si aplicamos este eje, entonces también los aprendizajes experienciales desplegados en sesión tendrán su correlato en el afuera gracias a la memoria corporal que deja huella en el cuerpo. Lic. Andrea Gregoris Kamenszein MCP, DMT 5
Corporalidad, movimiento, quiebres y metáforas:
Disolver quiebres aplicando dinámicas y aprendizaje experiencial implica trabajarlos desde la metáfora. Tal vez te preguntes por qué no conviene trabajar con el quiebre “concreto”, el literal. Para explicarte debo referirme a las nociones de imagen y esquema corporal.
Paul Shilder, creador de éstos dos conceptos, define “la imagen corporal como una estructura psíquica que incluye la representación consciente e inconsciente del cuerpo. Es la representación que el sujeto tiene de su propio cuerpo. Esta imagen se integra a partir de:
Registros visuales de algunas partes de la superficie corporal
Impresiones táctiles: térmicas, de dolor, de presión
Registro de sensaciones provenientes de músculos
Sensaciones provenientes de las vísceras.
Schilder utiliza la expresión esquema corporal o modelo postural del cuerpo para designar la imagen tridimensional, anatómica, que todo el mundo tiene de sí mismo.”
Por eso al trabajar con el cuerpo desde una dinámica, bajo la Ontología del Movimiento, nos referimos al mapa, no al territorio; al cuerpo representado, a los quiebres y creencias que nos Lic.
representamos. Las creencias y el relato que construye el coachee son el mapa, lo metafórico, el terreno de las emociones, las metáforas. Los hechos son el territorio, también el dominio de lo racional cognitivo.
Al disolverse el quiebre en el nivel metafórico, emocional (desde el cuerpo, el movimiento y con las dinámicas adecuadas ) es que se pueden extrapolar estos “darse cuenta”, los cambios de observador que emergen a la realidad cotidiana.
Repasemos entonces qué es la metáfora:
“La metáfora consiste en un tipo de analogía o asociación entre elementos que comparten alguna similitud de significado para sustituir a uno por el otro en una misma estructura. Una metáfora expone dos cosas en conjunto que permiten la sugerencia a compararse e interpretarse como un solo concepto. Se encuentra básicamente en todos los campos del conocimiento, puesto que responde a convenciones semánticas dadas por una cultura, que están implícitas en el lenguaje.”
Así que toda vez que estemos trabajando en sesión para disolver el quiebre que trae el cliente, estaremos trabajando para disolverlo en un nivel metafórico que -claro- tiene un correlato directo con su cotidianeidad.
¿Pero entonces cómo se trabaja la metáfora en una sesión?
Teniendo presente que este paper es una introducción al tema podemos decir que debe haber un método que organiza tener una hipótesis para el cliente que tenemos adelante. Lo que nos evitar desplegar dinámicas sin sentido o sin que sean adecuadas para esa persona específica. Estas hipótesis permiten articular el quiebre, saber qué táctica hacer, y sobre todo qué tipo de dinámica desplegar entonces. Porque supongamos que un cliente declara querer acelerar Lic. Andrea Gregoris Kamenszein MCP, DMT 7
ciertos procesos y ritmos de su vida; y comprobamos que ese es el quiebre real a trabajar, el de la Q mayúscula. Podemos trabajar con metáforas corporizadas, pero si esta persona no se siente cómoda o no está preparada para ese abordaje; ¿qué haremos? Debemos saber darnos cuenta qué metáfora desplegar adecuada con el ejercicio adecuado: trabajar sin desplazamientos, usar muñecos, objetos facilitadores, que se mueva solo o juntos con él, etc. Hay un universo a desplegar de manera correcta; requiere tener distinciones sobre la ontología del movimiento (emocional/corporal/ no verbal) y discurso verbal de este perfil de persona y brindarle la dinámica adecuada, a riesgo de no hacerlo y que ese coachee no vuelva a sesión. Podrás ir viendo entonces, sumando las imágenes de este paper, que hay distintas maneras de trabajar las metáforas en Coaching para ampliar y transformar el observador y que el coachee logre sus resultados deseados
Dice Julio Olalla que “para ampliar el observador debemos correr el anclaje emocional del coachee antes que nada”. Esto- porque si las emociones son predisposiciones a la acción- mal podemos pretender ver diferentes tipos de acciones desde la misma emocionalidad. Si lo que queremos es que el coachee amplié su abanico de posibilidades, debe estar instalado en otra emocionalidad para que aprecie otro espectro de acciones posibles. Los cambios emocionales profundos se dan al trabajar sobre las emociones y no sobre el cerebro racional. Y las metáforas impactan en las emociones. Por eso las dinámicas experienciales, de la mano de las emociones, son el disparador de cambio. Resolvemos y disolvemos en la metáfora. Luego extrapolamos y facilitamos que el coachee o cliente se dé cuenta de cómo extrapolar a la vida cotidiana eso nuevo que ve. Ya observa y construye desde un nuevo observador, sus emociones son diferentes; le resta concretiza y planificar acciones, proyectos, contextos. El quiebre ya está disuelto, por eso es se torna fácil desde lo verbal llevar a la acción, ya compromete las funciones del neocórtex, funciones predominantes de esta parte del cerebro.
Empezamos a comprender que la díada cuerpo y movimiento en Coaching requiere cierto encuadre, cierta comprensión común de qué se juega cuando hacemos dinámicas. Vemos el rol fundamental bajo este método que tienen las metáforas. Cuando las menciones ue hablamos de metáforas, de una u otra manera, en movimiento. No abogamos ni aplicamos las visualizaciones mentales, o sea las metáforas que no tienen correlato corporal.
Y a medida que nos adentramos vemos que este método requiere saber que no cualquier metáfora es aplicable a cualquier coachee. Que no es lo mismo que alguien diga “me siento a punto de explotar como un volcán” a que diga “me siento como agua de pozo”. Que mencione sentirse “acelerado como un rápido de agua” a que diga “floto como una nube”. Mucho más Lic. Andrea Gregoris Kamenszein MCP, DMT 8
sabremos del devenir y quiebre del coachee si sus formas de vivenciar estas metáforas no tienen un correlato congruente de movimiento relacionado con la imagen que lo inspira.
También podemos empezar a ver que las metáforas no son inocentes, ni infantiles (“permanecemos todos quietitos como gatitos acostaditos”), ni azarosas, ni casuales.
Cuanto más el Coach profesional aprende a distinguir de las metáforas cómo escucharlas, percibirlas e intervenir de manera fundada, más capacidad de observación y de generar abordajes acordes al coachee que tiene adelante podrá desplegar; contribuyendo a un ser y hacer efectividad como Coach Ontológico.